Yendo de la sala al living
El epicentro de la república fue, durante los primeros tiempos, la cabaña de madera. Una construcción en forma de U que se mantiene intacta. En esta rústica casita de cuento se instaló la familia Gauvry.
Poco tiempo después apareció ella. Enseguida descubrieron que, efectivamente, era provocativa, como se decía que era. Dado que la habían estado esperando, trataron de adaptarse a sus requerimientos. Al principio pensaron que podrían ubicarla entre los almohadones del living pero ella, invasiva y voraz, enseguida se adueñó de todos los espacios. Y no sólo eso: quería que la miraran sólo a ella, y cuestionaba, subvertía, distorsionaba el orden establecido. No podía evitarlo, estaba en sus genes. Nadie le pidió una tarjeta de visita porque había llegado, declaró, para quedarse. El apellido de esta chica terrible era Rock. Sigue siéndolo.
Su nombre es Música.
-El estudio -explica Gus- empezó a funcionar en la cabaña donde yo vivía con mi familia. Al ser de madera, la casa sonaba naturalmente muy bien así que no hubo que hacerle prácticamente ningún tratamiento acústico. A veces, cuando había grabaciones como la de Spinetta Jade o cuando teníamos que grabar a una banda tocando todos juntos, usábamos, además del escritorio y mi cuarto (en los que ya se habían establecido la sala y el control room), el living comedor u otros sectores. Inclusive ese escritorito del control, a medida que el equipo fue aumentando, quedó chico, entonces hubo que convertir un lavadero que había al lado, en parte del control también.
-¿Cómo amalgamabas tu trabajo con tu vida familiar?
-No lo amalgamaba: cuando grabábamos, Floki y Violeta se tenían que ir porque la casa quedaba absolutamente invadida.
El control de grabación en uno de los ambientes de la casa de la familia Gauvry
(Foto Héctor Milberg)
Estamos frente al río. Casi no hay viento. El sol se ha radicado en un mediodía lento y tibio de primavera. Las garzas trazan su vuelo rasante sobre la superficie iluminada del agua.
Le pido a Gus que me hable de Spinetta.
-¿Te acordás de los casetes que te mencioné? ¿Los demos compilados Del Cielito I, II, III? Una tarde, en la redacción de Expreso Imaginario, me encuentro con Luis Alberto y le entrego uno de estos casetes para que escuche las grabaciones que estamos haciendo.
”Para mi sorpresa, a los pocos días recibo un llamado de Alberto Ohanián, el mánager. Me dice que quieren conocer el estudio.
”Spinetta se enamoró del lugar.
”Me propuso grabar su próximo disco con Jade. Amílcar Gilabert sería el ingeniero de grabación.
”Para armar la sala tuvimos que vaciar el living y desmontar, también, una chimenea central. Recién entonces pudimos empezar la grabación de Los niños que escriben en el cielo.
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