sábado, 22 de agosto de 2015

21. La mejor luz

  La mejor luz


-La gira se hizo en varias etapas -explica Gustavo Gauvry-. La etapa más larga fue el norte y el noroeste. Todos viajaban en un ómnibus de turismo. Héctor y yo íbamos en una combi donde llevábamos y armábamos el estudio de grabación. Era nuestro móvil, digamos. Ahí se armaba y desde ahí se grababa. Fue bastante arduo porque había que viajar y había que armar todo rápido: necesitábamos aprovechar el sol de la mañana o de la tardecita. Al mediodía no se podía filmar porque la luz es muy plana a esa hora. Entonces teníamos que llegar a los lugares prácticamente al amanecer, armar todo, y grabar hasta las diez, once de la mañana a lo sumo. Cuando terminábamos nos íbamos a comer y después volvíamos a viajar hacia algún otro lugar y volvíamos a armar todo para aprovechar la luz del atardecer. Así que esas dos grabaciones diarias implicaban viajar, descargar, armar, desarmar, cargar, viajar, descargar, armar, desarmar, cargar y viajar. Era un desgaste enorme.
     -¿A qué hora se acostaban? 
     -Y... casi no dormíamos. Después de trabajar todo el día llegábamos al hotel y lo único que queríamos era... qué sé yo, divertirnos. Éramos jóvenes. Queríamos salir.
     -Y en esos pueblos, ¿a dónde iban?
     -Íbamos a una peña, a cualquier lado. Pero como éramos un montón, veintipico de personas, por ahí pasaba que no necesitábamos ir a ningún lado: la fiesta la armábamos en donde estábamos. Es más: la gente se nos acercaba porque León era toda una atracción muchas veces única en ese pueblo. Fue increíble. Fue increíble y a la vez desgastante porque no dormíamos nada, imaginate: nos acostábamos a la una, dos de la mañana y a las cinco ya nos estábamos levantando.



Grabando "No sé que tienen mis penas", León junto a Leda Valladares 
en el Anfiteatro, Valles Calchaquíes, Salta. 1984
(Foto Gustavo Gauvry)

  -Un día  -recuerda Héctor Starc- grabamos con una orquesta, con una banda... una banda de esas así tipo municipal. Grabamos en un circo.
     -La Banda de Monteros, en Tucumán  -yo había leído todo De Ushuaia a La Quiaca.
     -Bueno, los tipos estos  -me dice Héctor- nunca se habían escuchado. Nosotros teníamos unos monitores Yamaha grandes y Gustavo, después de que grabábamos, se ponía a escuchar. Aparte mientras yo juntaba los cables abríamos todo porque siempre nos cagábamos de calor, viste el calor que hace en el norte. Así que él abrió todo y pasó la cinta al mango. Los tipos se preguntaban  -pone voz de paisano-: “¿Somos nosotros?, ¿somos nosotros?”. “¡Sí!”. Nunca se habían escuchado y no entendían cómo se grababa. “¿Y cómo tan rápido, suena?” ¡Pensaban que había que revelarla la cinta, como una foto! Los tipos no podían entender que hubieran tocado y a los dos minutos estuvieran escuchando todo. Yo les decía: “Escuchen: el micrófono entra acá, graba ahí y va a la cinta y eso es lo que estamos escuchando”. “¿Y cómo tan rápido?”. Les explicaba: “porque ya está grabado ahí, ya quedó”. Y me miraban incrédulos.


Grabando con la Banda Municipal de Monteros, Tucumán. 1984
(Foto Gustavo Gauvry)


     ”En un lugar de esos a mí se me ocurrió... porque íbamos a grabar un tren que venía. A veces me aburría, viste, porque el trabajo mío se hacía en dos minutos. Entonces les digo: “Vamos a hacer una cosa: vamos a poner un micrófono cada veinte metros, hasta donde den los cables, así cuando viene la locomotora se va grabando”.
     -Dando la sensación de acercamiento.
     -Según cómo lo mezclés  -precisa Héctor-. Por ejemplo: vos tenés en un canal la locomotora a cien metros, en otro canal la locomotora a ochenta, en otro a sesenta, son diferentes tracks. Después los podés mezclar. Y eso fue una idea mía, para pelotudear. Agarré y me puse a poner micrófonos en las vías del tren hasta donde llegaban los cables que teníamos.



Grabación en la Estación de Curuzú Cuatiá, Corrientes
junto a León Gieco e Isaco Abitbol. 1984
(Fotos Gustavo Gauvry)


     ”Otra que me mandé fue en un río, no sé si en Santiago del Estero, donde puse micrófonos en el agua. Era un riacho que bajaba con el ruido y no tenía profundidad, entones agarré y puse los pies de los micrófonos en el río, el agua me llegaba hasta acá  -señala con la mano la altura de sus rodillas-. Toda el agua llena de micrófonos para grabar el ruidito del agua cuando baja  -dice casi como si le hiciera gracia esa manera escrupulosa con la que intentaban grabar el sonido que el mundo adopta en la Argentina.
     Me quedo pensando en esa estación y en ese río. Creo que no fue en Santiago del Estero sino en Corrientes. El río Miriñay. La estación es la de Curuzú Cuatiá. Pero no le digo nada. Hace más de una hora que Héctor Starc me hace reír. Río, río, río. ¿Cómo siquiera podría atreverme a corregir el cauce de la alegría?



Micrófono registrando el sonido del agua en el Rio Miriñay, Corrientes. 1985
(Foto de Alejandra Palacios)


 Las precisiones las da Gustavo Gauvry.    

     -En Corrientes estuvimos con Tarragó Ros. Y después, en Curuzú Cuatiá, grabamos a un músico excepcional que se llamaba Isaco Abitbol. Tocaba chamamé. Un hombre grande, tendría en esa época setenta y pico de años. Lo fuimos a buscar a la estación porque venía de Posadas. Bajó del colectivo con su bandoneoncito y una rara mezcla de dignidad y humildad.  Era un genio absoluto, el tipo. Un músico que podés comparar con Miles Davis en calidad musical. Lo que pasa es que no nació en Chicago, nació en Misiones; entonces, excepto la gente de la zona, no lo conocía nadie.


Grabando "Kilómetro 11" con León junto a Isaco Abitbol y Antonio Tarragó Ros, 
a orillas del Río Miriñay, Corrientes. 1985



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