De extremo a extremo
-Yo a León ya lo conocía pero a Santaolalla no -aclara Gustavo Gauvry- así que tuvimos una reunión donde ellos nos explicaron cuál era la idea. Y bueno: la idea era ir con un equipo de grabación no muy grande porque necesitábamos poder trasladarlo...
-A lugares inhóspitos.
-Claro, había lugares incluso, a los que ni siquiera se podía llegar con un vehículo o, como pasó cuando fuimos a Iruya por un camino de ripio, de una sola mano, que tuvimos que dejar el ómnibus y la combi en Humahuaca y subir en un colectivo chiquitito. Había momentos en los que el colectivo doblaba y la rueda de atrás quedaba completamente en el aire. Me acuerdo que estábamos a los gritos pelados adentro de ese micro; aparte iba rápido, el tipo iba a los pedos. Era impresionante: mirabas por la ventana y estaba el precipicio ahí abajo. Hubo también momentos en los que directamente tuvimos que agarrar las cosas y llevarlas al hombro.
-¿Y qué te pareció Iruya?
-Un lugar espectacular. Es un pueblito enclavado en la montaña, se ve como un desfiladero y el río Iruya allá abajo. Una soledad total, imaginate, en esa época no iba nadie. De hecho cuando llegamos no había nadie en la calle. Grabamos ahí, en una de las callecitas del pueblo, al lado de la iglesia, y nos volvimos. Ese fue el punto más alto al que llegamos.
-¿No La Quiaca, entonces?
-No -se ríe-. La gira se llama De Ushuaia a La Quiaca pero en La Quiaca no estuvimos.
-¿Por qué?
-Porque no es tan lindo. De todas formas Iruya es tan extremo como La Quiaca porque la provincia de Salta, hacia el norte, es como que se mete por arriba de Jujuy y la frontera con Bolivia la hace Salta. Y como te decía, es un lugar muy especial porque para llegar pasás por zonas de 4500 metros de altura. Ya en toda la Quebrada de Humahuaca tenés problemas con la altura porque todo está a más de 2000 metros.
-¿Se apunaban?
-¡Nos recontra apunábamos! Y encima teníamos que movernos, trabajar, cargar, descargar...
-¿Y cómo lo lograban?
-Y... mascábamos coca.
-¿La sacaban de los caminos?
-No, no -Gauvry se ríe- la coca la traen de Bolivia en general y la venden ahí.
-Hojas de coca -refrendo.
-Hojas, sí. Te hacés como una bolita de hojas, te ponés un poco de bicarbonato y con la saliva se hace un bollito que va ablandando la hoja de tal forma que sale el jugo que tiene el alcaloide.
Gustavo Gauvry en el control improvisado en un colectivo, durante la grabación del tema
"Adiós pueblito de Iruya" por Leon Gieco y Gustavo Santaolalla.
Iruya, Salta. 1984. (Foto de Alejandra Palacios)
-¿Fuiste a Ushuaia también? -le pregunto a Héctor Starc.
-¡Claro! Ushuaia fue un desastre. En un momento… Te cuento una: viene el hermano de Charly, Daniel García, y viene Santaolalla, a quien están filmando. Porque te digo: el personal de cine era una desgracia, peor que nosotros: eran todos viciosos. Entonces lo viene filmando así -hace la mímica de un cameraman adelante del entrevistado, con la cámara sobre el hombro-: Daniel García a Santaolalla, que tenía un micrófono. “Bueno, y cómo fueron estos años en Estados Unidos”, le pregunta. Entonces Santaolalla mira la cámara y dice: “Pará”. Porque estaba todo lleno de nieve, viste. Así que el mono se agacha y levanta un puñado. “No hay que seguir engañando a la gente”, le dice a la cámara. “Esto, señores, no es nieve. Esto, señores... ¡es merca!”. Y se tiró toda la nieve en la cara.
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