viernes, 11 de septiembre de 2015

41.El regreso del Flaco

El regreso del Flaco


Varios años después de haber grabado en Del Cielito, Spinetta está a punto de concretar el sueño del estudio propio. Piensa encarar un proyecto independiente, es decir, producir un disco en su estudio y después entregárselo a DBN para que lo distribuya. Firma un contrato con la distribuidora de Belgrano.
     Todo listo para empezar. Sólo falta que el proveedor de las máquinas del estudio, al que ya le ha pagado, se las traiga. Pero el hombre desaparece con la plata del Flaco.
     Ese mismo año, en un viaje a Córdoba, donde pensaba hacer un show, el micro en el que viaja Luis Alberto se incendia. Los equipos también.
     Gustavo Gauvry se entera de toda esta situación porque también estaba en tratativas con DBN para sacar adelante la producción de Ratones Paranoicos. Preocupados, los hermanos Amorena le dicen a Gus:  “Che, por qué no hablás con Luis y ves si no pueden resolver algo con respecto a la grabación”.
     Gus invita a Luis a conocer el nuevo estudio y le ofrece grabar ahí el disco para poder entregárselo a DBN y seguir adelante. “Contá conmigo”, le dice. “Contá con el estudio. Yo sé lo que te pasó con los equipos, si no tenés guita, me lo pagás algún día, cuando puedas”.
     Tester de violencia, el cuarto disco que Spinetta graba en el estudio de Gustavo, sale por el sello Del Cielito Records. A fin de año Luis Alberto lo presenta en una serie de exitosos recitales en el Teatro Broadway. Cada noche “lleno absoluto” especifica Gus cuando me cuenta. Tester de violencia fue elegido Disco del Año. En la grabación estuvo Mariano López. Gustavo Gauvry fue el responsable de la mezcla.
     Como artista del sello, Spinetta graba dos discos más: Don Lucero y Exactas. El primero lo graba en su estudio de Villa Urquiza y lo mezcla en Del Cielito. Finalmente, el Flaco había logrado establecerse.
     Al año siguiente, con los equipos que se había comprado Luis Alberto, hacen una grabación en vivo en el auditorio de la Facultad de Ciencias Exactas. La mezcla de Exactas, un compilado de temas de diferentes épocas, se hace en Del Cielito. Los amigos Spinetta y Gauvry se habían convertido en socios.
     El Flaco, como referí en un capítulo anterior, no quiso hablarme de estas cosas. Cuando me aproximé a ellas con alguna pregunta, me respondió con otra: “¿Qué estamos intentando recordar?”. Comprendí que no se puede forzar cronológicamente a un artista. Hay algo irredimible en todos ellos, un área donde lo salvaje no admite concesiones.
     Los dejo solos, con Luis Alberto Spinetta:
    
     Ahora cada uno tiene a su familia. La gente teme prodigarse. La creación de familias crea pequeñas colmenas donde cada uno tiene sus tesoros, sus amores, sus hijos. Es lo más lindo de la vida pero la adultez también trae soledad.

     Si vas al supermercado se te clavan las miradas. Me importa un belín, pero prefiero evitarlo, no me gusta. En el escenario sí me gusta que me miren.

     Yo estoy muy bien porque la música está inspirándome siempre.

     Vivimos en un país donde se suprime al otro de la manera más ridícula. Se suprime al otro dándole mierda desde los medios de difusión. Cuando yo era chico, la revista más sensacionalista, más prohibida, era la que te mostraba un tipo destrozado a golpes en la tapa. Ahora te lo muestra Clarín, en colores. Hay una observación ingrata de la violencia. Con todo lo que ya sabemos acerca de ella, cada uno de nosotros podría escribir un texto como el de Sade. Yo prefiero leer a Lewis Carroll, prefiero compartir algo que se lo pueda decir a un niño. Estamos perdiendo a los niños. Los niños del futuro van a nacer con casco. Las minas con tacos, los pibes con casco: está jodida la cosa.

     Yo me siento con la suficiente identidad, lo cual me da una especie de autoridad... no la uso para un carajo, solamente para hablar de algo de esto. Con mucho respeto y cariño te digo que, líricamente, estamos a diez años luz de donde se arrancó. Líricamente hablando. Los artistas no le pueden proponer a la gente que se deje estar y se deje cagar. La ra rá, larará, la lá, larará, la lá. ¿Somos tarados? ¿Somos monos? Vienen, nos garchan de la noche a la mañana, nos afanan todo y nosotros seguimos la ra rá, larará, la lá. ¿Qué está pasando, hermano? Disculpame, te lo personifiqué de una manera monstruosa. Si filmaras, se rompería la cámara.

     En este margen de disidencia que yo siento (estética o lo que sea), me aíslo y me quedo ahí atrás. Me importa un carajo: las luces ya fueron. Y también vuelven. Como la guita.

     Ir armando una canción como un puente. Cuando aparece el puente es como si fueras de una habitación a otra. Como esos temas de Los Beatles, en los que cambia la clave: están en mi y de golpe aparecen en do y... ¡buen día!, cuando aparece esa parte del tema es como si dijeran ‘buen día, cambió todo, ya es de día otra vez’. Y a los diecinueve, veinte años, yo quería dedicarme a hacer canciones que tuvieran esa capacidad de sorprenderte.

     A mí me gusta todavía crear historia en torno a mí: hinchar los huevos, sacar discos nuevos.

     No hay una discriminación cierta: parece que hay música que tiene gracia y otra que carece de la misma. Punto. Tomémoslo así. No pensemos que hay algo bueno, o mejor, o más recomendable. Yo creo que al alma le hace mejor aquello que tiene gracia, en todos los órdenes: desde una película hasta un libro. Vos querés leer aire, no querés leer depravación.

     Cuando digo que se me alteran los sentidos, lo digo porque veo gente que traiciona aquello en lo que siempre creyó, que con tal de obtener una mejor remuneración, vende a la madre.

     Yo no me opongo a que la juventud haga lo que se le cante el culo. Soy un defensor de la libertad por encima de mis apreciaciones. Pero en música tengo un límite para tolerar.

     El oyente está bombardeado con toda esa difusión de productos horribles. Che, queda un poquito de té.

     Cuando la gente se para y te dice: “Flaco, yo te escucho desde...” y vos sentís que el tipo te lo dice de corazón... Es algo que hay que sentirlo; no es como la clave de acceso al Banelco de mi alma, ¿entendés? “Por más que me digan maestro, no me siento a comer con ellos”, como dice Fito. Pero hay una cosa buena y es cuando el cariño se siente. O pibes de 18 años que no tienen por qué venir a caretear que escuchan lo tuyo. Es una gran satisfacción. La parte del ego se siente bárbara porque, ¿viste?, busca eso. Pero también hay que ser concientes de que eso no es producto de una canción linda. Es producto de toda una vida dedicada a algo.

     El primer disco de Alemendra significa una cosa. Ahora, el segundo es tan distante del primero que... Nosotros no dejamos nada en el medio, no dejamos huellas para que la gente siguiera hacia el segundo disco. Así como fue de fuerte el primero, el segundo les pasó desapercibido. Pero ahí están todos los fundamentos del rock que vino después; no hace falta llegar a Pescado para ver que ahí estaban todos los fundamentos de lo que vino después, sobre todo de mi trabajo. Es como una lírica sin concesiones que puede pasar de lo suave a lo violento: se utiliza una flauta tanto como se utiliza mucha distorsión. Fue un disco intencionalmente experimental.

     Si nos ponemos a observar detalladamente el diálogo entre la gente, las palabras son las que unen las cosas en el mundo. Estamos asidos a los términos que usamos. No hay ninguna palabra que no hable del ser, yo creo. Lo que no sabemos, es cómo combinarlas para descubrir felicidad.
     Sin el léxico no se podría haber construido la pasión de la ciencia: “a tal hora la solución se puso viscosa; a tal temperatura, se evaporó”, no hubiese habido constancia. Sin la percepción y lo que aporta la palabra humana no hubiese habido constancia. Se supone que de no hablar, no se escribe tampoco, ¿no? O sea que la palabra hablada y el signo escrito mantuvieron a la historia firmemente conectada, hasta hoy, sin ningún problema, en un escalonamiento progresivo de evolución. Aunque exista Bush como un ejemplar nacido de la misma propuesta.

     Hay cosas que parecen escapadas de una imaginación que no conocemos. La imaginación del presente que nos toca vivir, ha superado todo lo que habíamos imaginado antes. Yo la otra vez estaba pensando en... ¿viste esa película famosa que se llama Matrix? Yo todavía el argumento no lo entiendo del todo, no sé bien cómo es con el módem, con esto, con lo otro. Muchos argumentos de películas de ciencia ficción tienen cosas que hace quince años atrás nos hubiesen parecido absolutamente imposibles. Entonces andá a saber si de a poco todo eso no va a crear, si eso no va a forzar la creación de un sexto o de un séptimo sentido que ya se está despertando como consecuencia de la colmación de los sentidos ya existentes.

     La falta de amor nos quita energía. La falta de amor. Cuando las cosas las hacés por interés o las hacés porque te conviene nada más, o lo que sea. Yo creo que es ahí donde se pierde energía: donde se establece más la ley de la necesidad que la del deseo. El deseo es potente: desear tiene poder. Pero la conveniencia no tiene poder: simplemente se ajusta a una circunstancia predeterminada, se acomoda, se babosea; deja de tener una estructura que la sostenga: se afofa. El deseo, en cambio, es una estructura. Lo otro... estás subyugado, estás subyugado por una idea determinada. Hay subyugaciones que te pueden llevar toda la vida a perder energía por el mismo lado. Pero, ¿viste?, nadie es el dueño de la receta.

     Tenemos una gran oportunidad. Es la misma que estuvo siempre. Ahora es. No ayer. No se puede retroceder. Cuando superás un escollo grande en tu vida si no comprendés todo lo que viene y no lo que no viene más, estás perdido. En lugar de hablar del pasado y ponerme melancólico o lo que sea, prefiero tener bien clara la perspectiva de lo que me espera para hacer materia de música, materia de producción.

     Yo veo que hemos sido privilegiados muchos de nosotros, por haber sobrevivido haciendo lo que queríamos hacer, sin concesiones. Es un privilegio que tenemos algunos en esta sociedad que no te deja ni laburar por ahí. Juntás todo y de la noche a la mañana no tenés nada. Entonces lo único que me falta es que crea que he sido importante. Yo sé que he tratado de ser de una manera: eso lo tengo claro. Ahora después, si funcionó o no, no sé. He tratado de ser... de que no entrara por un oído y saliera por el otro, de que te sentaras a reflexionar en la tarde y vieras el rayo justo donde empieza la avenida, que no vieras solamente tus narices ni fueras sólo un relator de lo que sucede en la sociedad, sino que pudieras volar con la imaginación.

     Todas las aventuras, todas las cosas que se vivieron en el Cielito: las zapadas, los temas inéditos que hicimos con David, las anécdotas cuando se abrió la parte “dormitorios”. Estaba muy, muy bueno. Así que si querés un ballotage, o una segunda serie de acertijos, hacemos otra juntada: me llamás y la seguimos.



Sí, Spinetta: hagamos otra juntada. Sigámosla siempre. Funcionó: yo vi el rayo justo donde vos empezabas.

Spinetta con Gauvry mezclando "Exactas". 1990

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